Hay días donde soy inmensamente feliz y soy capaz de ver el vaso sin fijarme si está medio algo. Donde estar vivo es la única dicha que importa.
Hay otros días donde el sol pareciera que tiene miedo a brillar, y pide ayuda a las nubes para que éstas le cubran cual manta. La vida no es ni buena ni mala.
Hay, a veces, días donde pareciera que no amanece, y estar vivo es la única desdicha que importa. Días donde los fantasmas tienden a emerger y a rondar por la mente, atraviesan recuerdos, me asustan, angustian, e invaden la intimidad de mis pensamientos.
Entonces, y para responder tú pregunta: ¿Qué cómo estoy? Pues estoy vivo.
– A veces eres raro, Jai.
– Vale, luego no reclames que siempre respondo «Bien» y nada más.
– Pero es que eso ni siquiera es una respuesta.
Jai miró con desprecio a Hau antes de proseguir su camino.
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